sábado, 15 de septiembre de 2012

Pragmática, Sintáctica y Semántica


Luis Enrique Peñuelas Carrillo
haguen1386@hotmail.com


Comencemos mencionando que la pragmática, la sintáctica y la semántica tienen cabida en la semiótica pragmatista de tradición estadounidense, teniendo como principal expositor a Charles Sanders Peirce. En una entrada posterior podremos profundizar en esta postura semiótica, distinta de la semiología de tradición europea, donde figuran Saussure, Barthes, Eco, etc.

En la semiótica pragmatista, el signo tiene un comportamiento triádico, es decir, se puede estudiar desde 3 distintas perspectivas que lo conforman simultáneamente:
1.- Pragmática
2.- Sintáctica
3.- Semántica

1.- Pragmática:
En palabras de Charles Morris (Esqueda, 2003) (alumno de Peirce, quien se encargó de escribir la mayoría de la obra de su maestro), es la dimensión de la semiótica que estudia la relación del signo con sus intépretes.



Es decir, hablamos de la dimensión que se encarga de estudiar como el sujeto interpreta el signo. Según Salvador Carreño (Carreño, 2012), es la dimensión del signo que el sujeto relaciona con su esfera afectiva, vivencial, personal, sensorial y en este sentido, se aproxima a la hermenéutica y según un servidor, a la fenomenología. Es la dimensión del signo que aborda la interpretación más íntima del sujeto.

Por ejemplo:
CAMA = DESCANSAR

La vivencia del objeto "cama" se percibe como el lugar que permite reposo, comodidad, dormir y todo esto en general, descansar.


Por ejemplo:
CAMA = BRINCAR

El mismo objeto "cama" cambiado de contexto, puede servir para un rato de diversión, a través del brinco.

En palabras de Hume (Pérez Soto, 2008), los objetos no son en sí lo que son, si no lo que tienen el hábito de ser... es decir, un objeto puede ser lo que sea, pero es hasta entonces lo que por hábito "democrático" ha sido, como la cama para dormir y luego para brincar... y quitando la democracia, para cocinar o correr!


Se puede decir que el equivalente a esta dimensión en las disciplinas de estudio del diseño gráfico, son los ue tienen que ver con el usuario, tal es el caso de las ciencias cognitivas, los lugares comunes de la retórica, la hermenéutica y según el autor de este texto, ciertos enfoques de la psicología, como la subjetividad y en otros, disciplinas como la fenomenología ligada a la psicología.

Como paréntesis, en los últimos años, ha sido esta área de la semiótica en el diseño gráfico la que ha tenido más atención sobre diversas investigaciones, lo cual es justo, ya que ha sido el campo de estudio que se había dejado de lado hasta entonces. Caben destacar estudios como los de Román Esqueda, quien incorpora el arsenal teórico de las Ciencias Cognitivas ó Mariana Ozuna, al incoporar el campo teórico de la literatura...

2.- Sintáctica:
Según Morris (Esqueda. 2003), se trata de la dimensión de la semiótica que estudia la relación del signo con otros signos.




En palabras de Salvador Carreño (Carreño, 2012), tenemos a la sintáctica como la dimensión más rigurosa de las 3, al ser la que estudia como las relaciones entre los signos se realizan de forma hegemónica y autoritaria, preestablecida, es decir, se conforma sin importar la opinión del intérprete (lo que importa aquí es el consenso formado durante siglos o por lo menos décadas).

Gracias a esta dimensión se conforman las lenguas articuladas y las convenciones sociales sobre sistemas de signos, como el castellano, el latín, las señales de tránsito o cualquier otro sistema que tenga ya conformado y establecido rigurosamente un patrón sígnico.

Por ejemplo:
HOLA = H+O+L+A = Saludo en castellano

Por otro lado, aunque sean hegemónicas, autoriatarias e impuestas, si rompiéramos estas convenciones sintácticas, simplemente no podríamos establecer un acuerdo común de comunicación.

Por ejemplo (retomando el ejemplo anterior, modifiquemos una sola letra y veamos que sucede...):
HOAL = H+O+A+L = ¿?

El equivalente en este caso a las disciplinas del diseño gráfico, son las que tienen con establecer el orden de los signos, como es el caso de la estética (Carreño, 2012) (regla de los tercios y estudios que tienen que ver con la rigurosidad en acomodar ciertos elementos para generar efectos concretos entre los signos, como la retícula para generar armonía) y los llamados estudios de "sintaxis de la imagen" de Donis Dondis, donde establece una serie de "reglas" en los elementos visuales de una imagen (con todo y la crítica que conlleva esto, desde perspectivas como la de Román Esqueda en "El Juego del Diseño").

En diseño editorial esta dimensión del signo juega un papel muy importante, al ser la "legibilidad y la leíbilidad" dos ejes principales.

Cabe mencionar que se suelen enfocar la mayoría de los planes de estudio de escuelas de diseño gráfico en esta dimensión del signo, al darle un peso significativo en temas como: retícula, regla de los tercios, ritmo, simetría, peso, contraste, equilibrio, armonía, etc. ... Esto sucede desde el punto de vista de un servidor, porque esta dimensión toca tanto al arte como al diseño. Por lo tanto, la mayoría de las escuelas de diseño gráfico, habilitan a sus alumnos como artistas, dejando de lado las otras dimensiones que diferencia al diseño gráfico del arte (lo cual quizá se deba a la falta de distinción teórica y práctica entre ambas, misma que se debe a la poca importancia que toman muchos planes de estudio de diseño gráfico hacia la investigación teórica al respecto, al centrar toda su atención en aspectos prácticos de la sintáctica -reglas y más reglas de ejecución-).

Como nota final, trataremos de hacer reflexionar al diseñador gráfico preguntándole en su quehacer diario, ¿Qué lo diferencia del artista? si antepone o prioriza elementos del quehacer estético a elementos de carácter argumentativo o del estudio de su usuario.


3.- Semántica:
Morris nos dice que se trata de la dimensión de la semiótica que estudia la relación del signo con el objeto. (Esqueda, 2003).





En palabras de Salvador Carreño (Carreño, 2012), estudia la relación que se da entre lo que se piensa del objeto y el objeto, al ser una dimensión centrada en el pensamiento, el intelecto, la razón.

Según un servidor, al centrarse en lo que se piensa del objeto, podemos decir que es una dimensión totalmente humana (o en su caso primate, del delfín o la ballena), ya que al involucrar noción de futuro, lo cual remite biológicamente al uso del Neocórtex (MacLean, 1990). Es una dimensión que involucra la formación de cultura, desde una visión antropológica.

Abordar esta tercera dimensión semántica implica abordar la perspectiva del objeto y su percepción en el sujeto. Al respecto existen variadas y encontradas posturas. Nosotros nos pondremos del lado del enfoque que aleja de las manos del humano la realidad, al decir que la realidad es todo aquello que no se puede representar (Lacan, 1953).

Aclarado que el objeto es independiente y puede existir sin la visión antropocéntrica (desde el feminismo "androcéntrica") donde gracias al sujeto, existe el objeto. Podemos comenzar a hablar de que sólo el objeto es un entendimiento en el sujeto, más no el objeto en sí, según Santo Tomás ("pues si fuera el objeto en sí, le daría un golpe en la cabeza al sujeto")  (Pérez Soto, 2008).

Es justo en medio del entendimiento del sujeto sobre el objeto, donde tiene cabida la semántica, lo cual la hace bastante interesante en el diseño gráfico.

Por ejemplo:
PISO = LUGAR DONDE PISAR

En este ejemplo, la semántica sería que la idea de piso se nombra como el lugar que tenemos para poder pisar, para poder estar.

También podríamos decir lo siguiente en el ejemplo que continúa, utilizado el mismo "objeto" (claro, objeto entre comillas, porque al ser nombrado, ya no es el objeto en sí, sino lo que aprendimos de el, o más bien dicho, ya es un signo).


Ejemplo:
PISO = SEGURIDAD


El objeto piso también nos puede dar la idea de seguridad, al permitirnos "sentir" equilibrio (al decir "sentir", nos acercamos más hacia la pragmática que a la semántica, porque toca lo referente a la percepción sensorial del sujeto... pero dicha percepción sensorial se abstrae y se vuelve la idea de lo que en un principio se percibe sensorialmente).


Ejemplo:
PISO = LUGAR DONDE CAMINAR

El objeto piso, ahora nos sirve para darnos una idea de que nos permite movilizarnos. Dicha idea se fabrica desde la vivencia sensorial de caminar.


En esta dimensión encontramos en el diseño gráfico todas las disciplinas que tengan que ver con abstraer una idea y exponerla, como es el caso de la argumentación. Para Peirce, sería el caso del "dicent", o categoría del signo que se encarga del argumento (Carreño, 2012). Dento de las disciplinas que entran en esta categoría, tenemos por supuesto, la retórica.

Relación Triádica

Hasta ahora hemos acotado lo referente a la pragmática, sintáctica y pragmática individualmente, dejando de lado su relación triádica, según Peirce.

Según Salvador Carreño (Carreño, 2012), una relación triádica presenta las siguientes características:

1.- Se da entre tres elementos de "gran orden"  (esto lo explicaremos más detalladamente en una entrada referente a las relaciones triádicas y tricotómicas)

2.- Todos tienen jerarquía similar (en tanto están describiendo en un sentido al fenómeno), misma que puede cambiar posteriormente (también lo acotaremos posteriomente)

3.- Describen simultáneamente a un fenómeno, desde diversas perspectivas y que tienen que ver una con otra en algún sentido.


Salvador Carreño (Carreño, 2012) menciona que la dimensión que ocupa siempre el lugar de arriba es la pragmática. La del lado izquierdo, es la sintáctica y la del lado derecho, la semántica. Los lados siempre presentarán un comportamiento similar y no cambiarán de lugar.

Como resumen, dejamos el siguiente esquema, para ejemplificar todo lo que hasta ahora hemos explicado:





Bibliografía:


- Peirce, Charles Sanders (1987). Obra Lógico-semiótica, Madrid: Taurus.

- Esqueda, Roman (2003). El juego del diseño, México: Designio.

- Pérez Soto, Carlos (2008). Curso de Introducción al Pensamiento de Hegel, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Universidad Nacional Autónoma de México.

- MacLean, Paul (1990). The triune brain evolution, New York: Plenun Press.

- Lacan, Jacques (1953). "Le Symbolique, l'Imaginaire et le Réel", Conférence à la Société Française de Psychanalyse, Bulletin de l'Association Freudienne, 1982.

- Carreño, Salvador (2012). Diplomado de Semiótica, México: Instituto Cultural Helénico.

Intellectio Retórica: la causa de la controversia entre orador y auditorio


Luis Enrique Peñuelas Carrillo
haguen1386@hotmail.com


Para Aristóteles y Helena Beristáin la Intellectio se manifiesta de manera muy general, al incluirlas en la Inventio, nombrándolas como una formulación de preguntas ¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? que ayudarán a situar la circunstancia específica de la enunciación del discurso (Rivera, 2007).
Para Lausberg, la Intellectio y la Inventio se sitúan en la Res, en el Qué del discurso. Distingue a uno del otro, al ubicar a la Intellectio como operación reflexiva donde comprenden ideas y pensamientos respecto a la causa de la controversia entre orador y auditorio, siendo la operación fundamental para la construcción del discurso. En este momento se piensan las posibles refutaciones del auditorio. La Intellectio es la guía del resto de las operaciones; establece un espacio donde se consideran las opciones a favor y en contra antes de tomar una decisión. Mientras que la Inventio es un proceso activo y creador, es decir, productivo. (Rivera, 2007).
De lo anterior, utilizaremos la Intellectio como una operación donde se reflexiona acerca de la causa de la controversia entre orador y auditorio, para comprender ideas y pensamientos que más adelante nos ayudarán a producir el argumento.

La causa de la controversia en la Intellectio.

La retórica es la disciplina que se encarga de persuadir al auditorio de algo en particular, lo cual en principio inicia con puntos en desacuerdo entre quien emite la idea (orador) y quien la recibe e interpreta (auditorio). Existen varias definiciones de retórica que se centran en el punto en desacuerdo entre auditorio y orador:

“La Retórica es el estudio de los malentendidos y sus remedios” Richards.

En este sentido, no existen desacuerdos, sino malentendidos que tienen su origen en fallas de interpretación de quien recibe el argumento ó de quien lo emite (La controversia en este sentido tiene su origen en fallas de interpretación ó comunicación), es decir, existe un punto donde ambas personas pueden estar de acuerdo, sólo es cuestión de encontrarlo y remediarlo, para lo cual existe la retórica.

“La Retórica es el método, el órganon de los principios para decidir mejor las cuestiones que son indecidibles, para arribar a soluciones ante los problemas que son irresolubles, para instituir un método en esas fases vitales de la actividad humana donde no existe un método inherente a la materia de la que se ocupa una decisión. El arte de resolver este tipo de problemas es la Retórica" Donald Bryan.

En esta definición, la retórica es un método que se encarga de proponer una decisión en un lugar donde era imposible concebirla, debido a la falta de solución a un problema que involucraba varios puntos de vista no conciliados.
En ambas definiciones se nos pone de manifiesto que existen puntos en los que la gente no coincide, ya sea por cuestión de fallas comunicativas, interpretativas o por indecisión en la solución a un problema. La retórica es una opción para remediar esos desacuerdos, lo que hace que tenga como meta la persuasión.

La Retórica es “la facultad de descubrir en cada caso particular los medios que son adecuados para la persuasión” Aristóteles[1].

Lo anterior agrega a la situación de la controversia un punto fundamental en la retórica, concebido implícita o explícitamente como su finalidad: la persuasión. Aristóteles en esta definición nos la pone explícitamente, señalando que esta se logra en casos particulares, es decir que cada situación requiere medios distintos para persuadir, debido a que son controversias distintas. Este punto nos lleva a pensar necesariamente en una variedad de personas que contemplan puntos de vista diferentes, en situaciones distintas…el auditorio.
Para saber porque una controversia sucede en cada caso particular, es necesario conocer lo que el orador propone y lo que el auditorio piensa sobre ello, incluso antes de que sepa lo que el orador le propone. Para entender mejor este punto, entendamos al auditorio cualitativa y no cuantitativamente.

“…difícil resulta determinar con ayuda de criterios puramente materiales, el auditorio de aquel que habla.” (Perelman, 1989: 55).

Contemplar al auditorio desde criterios cuantitativos es, como dice Perelman, difícil por un lado e ineficaz por otro, ya que lo que importa del auditorio, no es su edad, ni sus características físicas, sino lo que piensa sobre un tema en una situación concreta.

“Para quien argumenta, el presunto auditorio siempre es una construcción más o menos sistematizada. Se puede intentar determinar sus orígenes psicológicos o sociológicos; pero, para quien se propone persuadir efectivamente a individuos concretos, lo importante es que la construcción del auditorio sea la adecuada para la ocasión”. (Ídem).

Entender lo anterior permite concebir a un auditorio dinámico, que no permanece inmóvil, siempre con los mismos pensamientos en las mismas situaciones, lo cual es indispensable para comprender que cada controversia es causada por diferentes factores que presenta cada circunstancia.
En general, las controversias se generan porque el auditorio piensa, y no sólo eso, sino que piensa de manera distinta y cambiante, dependiendo los factores que cada circunstancia presente.
Po otro lado, si una controversia existe, no es sólo porque existen dos puntos de vista distintos, sino porque uno intenta adherir al otro en el suyo.

“…la argumentación pretende obtener la adhesión de aquellos a quienes se dirige, alude por completo al auditorio en el que trata de influir.” (Perelman, 1989: 54).

Entonces veamos a una controversia como un acto donde dos opiniones distintas sobre un mismo suceso, existen aisladamente, donde una trata de tejer a la otra mediante la persuasión. Quien trata de tejer (orador) al otro (auditorio), es quien presenta una opinión formada, estudiada y reflexionada, es quien encontró una relación donde antes no la había.
El tejido de las opiniones que logra el orador, no se hacen con la finalidad de aprovecharse del otro, sino que se realiza con fines de complementación de ideas, donde el orador se ve enriquecido con las opiniones del auditorio y viceversa.

“…se diseña (añado, el discurso) para generar cualidades en ambos sentidos y no sólo en uno…”
(Tapia, 2004: 90)

El orador trata de adherir al auditorio a su argumento mediante la persuasión. En este sentido, la definición de auditorio cambia.

“…nos parece preferible definir el auditorio, desde el punto de vista retórico, como el conjunto de aquellos en quienes el orador quiere influir con su argumentación.” (Perelman, 1989: 55).

La persuasión es una cuestión de la cual se encarga el orador, bien desde él mismo (modo de ordenar y decir el discurso) ó desde fuera de él. Las características que se basan en el orador mismo, tienen que ver con las operaciones de la retórica que siguen a la Intellectio. Las características de la persuasión que van más allá del orador, tienen que ver con razones de forma social, es decir, la sociedad cuenta con instancias legítimas que dictaminan un punto de vista, independientemente de la aceptación o rechazo de los sujetos, por ejemplo, las leyes. Alejandro Tapia nos menciona la persuasión con respecto a esto:

“…como lo vimos con Habermas (añado, la persuasión es), un proceso de validación que no pasa sólo por la legibilidad sino por medio de instancias que construyen la legitimidad y la validez.” (Tapia, 2004: 88).

Es importante mencionar esto, ya que el auditorio tiene presentes en sus opiniones, cuestiones que tienen que ver con lo anterior, es decir, se encuentra inmerso en un orden social que involucra instituciones y leyes que acepta, las cuales, probablemente no esté dispuesto a violar.
Además, el auditorio se sujeta de un imaginario social, es decir, de un conjunto de significados formadores de creencias, presentes en un grupo de personas.

La noción de imaginario tiene que ver con el hecho de que la constitución del yo se realiza a partir de la imagen del semejante: hay pues un elemento que da a cada época o a cada comunidad una orientación, que sobredetermina la elección de las redes simbólicas, su manera de vivir, de ver y hacer su propia existencia, su mundo y sus relaciones, este estructurante originario es lo que se llama imaginario social. (González, 1986: 183)[2]

Para conocer el pensamiento del auditorio es necesario el conocimiento de las instancias que conforman su contexto: cultura, sociedad, ideología, etc., todo enfocado a una relación dialéctica con las circunstancias específicas de cada ocasión.
Entonces, podemos apreciar la controversia como la discusión sobre dos puntos de vista aparentemente aislados, que el orador tiene unidos desde un principio, por lo que trata de influir en el auditorio en un punto concreto de esa unión (llamado loci), unido dialécticamente con su contexto socio-cultural-ideológico, con la finalidad de persuadir al auditorio del tejido de ambas opiniones, mediante el discurso.
La causa de la controversia se da porque existen dos puntos de vista sobre un mismo tema, aislados (donde el contexto tiene que ver con la formación dicha opinión). La tarea de tejerlos es del orador, quien para poder hacerlo, requiere de la reflexión, estudio e investigación del aislamiento de ambos puntos de vista, lo cual trae implícitamente el conocimiento experto de su opinión y la del auditorio.

“La intelección es una operación en la que ya está presente el auditorio, el conjunto de los oyentes, que, como destinatario del discurso, impone una serie de presupuestos y representaciones a las que el orador ha de adaptarse para que su discurso sea inteligible y aceptable, y para que surta efecto en él esperado (es decir, la persuasión) y no caiga en el vacío y por tanto en la ineficacia de lo inoperante por falta de conexión, entendimiento, adecuación o enlace (las cursivas yo las añado) entre el centro emisor del mensaje (el orador) y su destinatario (los oyentes).” (López Eire, 1996: 161)[3]

En general, el orador tiene que conocer al auditorio antes de darle su discurso, tiene que saber lo que piensa del tema y porqué lo piensa de esa manera, precisamente es en la Intellectio donde el orador se vuelve experto sobre el tema, desde su punto de vista y desde el del auditorio, para lograr tejerlos-conectarlos-unirlos mediante el entendimiento y adecuación.
En este punto (ya desde más atrás) nos adentramos en el papel del orador en el discurso. Su función tiene que ver con la relación entre dos puntos de vista independientes, teniendo en cuenta un beneficio mutuo, para lo cual debe ser de la confianza del auditorio.

“…el planteamiento aristotélico que se refiere a la necesidad retórica de no sólo abordar el discurso, sino cuestionar la presencia del que lo profiere…ya que la retórica versaba también sobre el individuo, su talante y su cultura, como condiciones para la persuasión discursiva.” (Tapia, 2004: 89,90,).

El orador, como menciona Tapia, era visto no sólo como sí mismo, sino como alguien que pertenecía a una cultura, es decir, se le veía como alguien con ideales y pretensiones según el conjunto de significados que lo sujetaban.
Su talante se refiere a su forma, es decir, a los pensamientos y actitudes que lo moldean, mismos que le atribuían cierta fama en el auditorio, previo a su discurso.

“…en su aspecto significativo involucra cualidades de carácter que son persuasivos […] tales como el sentido común, la virtud aparente y buena voluntad hacia el público.”[4]

En la actualidad, el ethos es muy importante para alcanzar la persuasión, lo cual se puede deber a lo que Ulrich Beck llama la “sociedad del riesgo”, la cual es una nueva sociedad donde la decepción y el desencanto de la gente hacia las instituciones es inevitable, lo que antes le brindaba un sentido al sujeto social, es ahora un recuerdo que ya no causa absolutamente nada más que desconfianza. Esto lo podemos notar en las reacciones de la gente ante las propuestas de los partidos políticos, donde se puede notar un anuncio muy bueno (en muy raras ocasiones), con buena aceptación del auditorio, pero al final, donde se muestra la identidad del partido político, la credibilidad se va al suelo.
El ethos cobra importancia desde la antigüedad, al ser como se mencionó, un aspecto muy importante de la persuasión.
Aristóteles mencionó que las pruebas de la persuasión son de tres especies:

“ unas residen en el talante del que habla, otras en la predisposición que presenta el auditorio y otras en el discurso mismo”. (Aristóteles, 1990: 175)[5]

Sobre el talante ya se habló, sobre el discurso mismo se hablará mas adelante. La predisposición del auditorio es el interés que tiene para recibir el discurso del orador, es decir, existe un acuerdo entre orador y auditorio previo a la controversia, lo cual es buen inicio para el discurso, ya que el auditorio aceptó el ethos del orador, pues está dispuesto a recibir su discurso.
El ethos no sólo se tiene antes de dar el discurso, sino que se tiene que preservar mediante y al final de el. El discurso es una buena oportunidad para que un orador sin ethos, lo adquiera (en la medida que el auditorio lo permita), o para que uno que lo tenga, lo pierda.
Hasta aquí podemos concluir que la causa de la controversia es el origen de la argumentación del orador, en este momento el orador tejerá ambas opiniones aisladas para proponer algo (haciendo uso de su ethos) en beneficio de ambos, para lo cual su punto de vista se cimenta en estudio, reflexión e investigación; lo mismo para el punto de vista del auditorio, más el contemplar su contexto socio-cultural-ideológico donde se inscribe el imaginario social.


Referencias:

Rivera, Antonio (2007). La retórica en el diseño gráfico, México: Editorial Encuadre, Asociación de Escuelas de Diseño Gráfico.

Beristáin Helena (1995). Diccionario de Retórica y Poética, México: Editorial Porrúa, S.A.

Rivera Antonio (2008). "El papel del auditorio en la invención (inventio) retórica", Revista Diseño en Síntesis, Núm. 39, México: Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco.

Perelman Chaïm & Olbrechts-Tyteca (1989). Tratado de la Argumentación. La nueva retórica, Madrid: Editorial Gredos.

Tapia, Alejandro (2004). El diseño gráfico en el espacio social, México: Editorial Designio.

Tapia, Alejandro (2007). El árbol de la retórica. Recuperado de http://elarboldelaretorica.blogspot.com


----------------------------------------------------------

[1] Las definiciones de Richards, Donald Bryan y Aristóteles se tomaron del blog electrónico de Alejandro Tapia: http://elarboldelaretorica.blogspot.com/2007/03/definciones-de-la-retrica.html

[2] Paráfrasis tomada de El diseño gráfico en el espacio social p.94, de Alejandro Tapia.

[3] Cita obtenida de La retórica en el diseño gráfico de Antonio Rivera, p.31.

[4] Declaración por Diseño: Retórica, Argumento y Demostración en la Práctica del Diseño, Buchanan, p.11.

[5] Paráfrasis obtenida de El diseño gráfico en el espacio social de Alejandro Tapia, p. 90.